domingo, 17 de julio de 2016

Urgencia del Inventario Sistemático de la Arquitectura Moderna de Caracas

En los años treinta, Venezuela y sus ciudades vivieron una revolución sin precedentes en su historia: crecieron de golpe, vertiginosamente hasta hacerse otras, grandes y modernas. En el siglo XX se construyó todo un nuevo escenario para la vida urbana venezolana. El lenguaje escogido fue el de la modernidad.
Ese escenario moderno, sobre todo el de Caracas, consta de un emporio de edificios y lugares que es incomparable en Latinoamérica por la sublime belleza de sus diseños: las flores de nuestra riqueza y de nuestro primer gran avance económico, pero también las flores de nuestro ingenio. 

La arquitectura moderna es una tradición viva dentro de la cual aprendimos a vivir todos los ciudadanos venezolanos. Nuestro escenario principal es la modernidad. 
Nosotros somos modernos, reflejamos alegría y un gran espíritu de amistad.

Una modernidad que cree firmemente en que los edificios tienen un rol activo para modelar los valores culturales de su tiempo. Y esos valores fueron el progreso, la calidad, el crecimiento, y la fe en el futuro. A partir de la declaratoria por la UNESCO de la Universidad Central de Venezuela como Patrimonio Monumental de la Humanidad, se ha dado un primer reconocimiento al valor y a la singularidad de la arquitectura moderna de la ciudad de Caracas.

El mundo ha reconocido a la modernidad caraqueña. Pero nosotros sabemos que la Universidad no estaba sola. Nada sola. La epopeya de nuestra modernidad es mucho más amplia y compleja, aún grandiosa: casas inolvidables, enormes y ejemplares urbanizaciones obreras, soberbias torres de oficinas, edificios, parques, plazas, paseos y avenidas,además de notables arquitectos y refinados urbanistas, geniales ingenieros y hábiles constructores, y hasta sabios maestros de obras e incomparables obreros, quienes,como artesanos refinados, hacen la mejor mano obra de concreto armado del mundo. 

Pero así como es vasta esta epopeya moderna caraqueña, aún lo es más el desconocimiento que tenemos de ella. Casi todo su patrimonio permanece aún sin registrar y sin valorizarse, descuido que ha facilitado su destrucción e irrespeto galopante, un fenómeno que vemos ocurrir impotentes delante de nuestros ojos todos los días. 

Con la demolición de la urbanizacion Campo Alegre y el edificio Galipán en la década pasada ha surgido en la colectividad una nueva toma de conciencia sobre esta herencia del siglo XX. La gente ve que las demoliciones están a la orden del día y que lo que más abundan son las intempestivas órdenes de demolición asesinas y las remodelaciones  sin medida y sin control desfigurantes. 

La Ciudad Universitaria



Por otra parte, ya en Caracas todo el mundo sabe que a El Conjunto El Silencio no se arregla más con una mano de pintura; que ya se ha convertido en un clásico los accidentes de los peatones que pasan bajo las cercanías de las arruinadas Torres del Centro Simón Bolívar.

Me da miedo tanto tráfico, tantas personas en movimiento, el smog y la inseguridad, es por ello que el Modernismo que llega a las ciudades, a muchos nos cohibe, Grandes Edificaciones, Teatro Teresa Carreño, Parque Central....y muchas mas



http://www.santiagodemolina.com/2015/06/proyectar-es-un-verbo-del-futuro.html

Proyectar es anticiparse. El hombre cree en el futuro y por eso proyecta. Aunque tal vez esté mejor expresado de otra manera: justo porque el hombre proyecta se inviste del símbolo de un tiempo que no está todavía presente. De ahí el gusto de planificar viajes, embarcarse en una hipoteca y leer novelas por entregas. De ahí el gusto más profundo que puede tenerse por el oficio del arquitecto. (Tal vez, de ahí esté el motivo por el que, una vez envenenado, es tan difícil dejar de serlo. Porque proyectando, uno se proyecta a sí mismo). 



No hay comentarios:

Publicar un comentario